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Un cappuccino, por favor

Un cappuccino, por favor

En mi experiencia en barra me han preguntado con frecuencia: “¿qué bebida vendes más?”. La respuesta es casi la misma, no importa que el clima sea frío o caluroso o si mi área de trabajo en ese momento sea la barra o algún tipo de evento. La bebida que más vendo es: cappuccino.

 

No les culpo por tal petición y preferencia, yo tomo cappuccino casi todos los días. En lo personal es una bebida que me divierte preparar pues la emulsión de la leche y el latte art son todo un tema que pone a prueba mi motricidad. Ese pequeño momento en el que comienzo a verter es buscar mi espacio sereno y mi paciencia para que lo que sea que pueda salir, salga bien.

 

A veces no hay ningún dibujo, ni un corazón siquiera en la taza (es lo que más puedo hacer) pero voy al punto más importante, ¿cómo sabe? en ocasiones sin diseño me sabe mejor. ¿Cuándo lo tomo? Cuando quiero y necesito ese “apapacho al corazón”. Me parece que el cappuccino es una bebida amable, tierna, que te regala un momento de tranquilidad. ¿Lo acompaño? Muy pocas veces, siento que la pareja que hace la leche y el café en esas proporciones es perfecta y no necesitan nada más. ¿Lo tomó fuera de mi trabajo? no, casi nunca.

 

Aunque el cappuccino parezca una bebida parcialmente sencilla, todo en ella tiene “su chiste”, sobre todo la temperatura de la leche y luego me veo frente a una bebida difícil de tomar, bastante caliente y con aromas y sabores poco agradables que de haber sido expuestos a temperaturas adecuadas habrían dado un mejor resultado.  

 

Después de todo esto me surgió el querer escribir este blog para hablar de qué es un cappuccino, de dónde viene y que otras bebidas con leche tienes como opción si quieres variar un poco.

¿De dónde viene y cómo es?

Como mucho en el mundo del café, el inicio y la expansión del mismo está rodeado de historias, leyendas, dimes y diretes de quien tiene la verdad y quien es dueño de qué. Por supuesto que el cappuccino no es la excepción. Existen muchas versiones sobre el origen de la palabra cappuccino. Una de ellas es que su nombre se asocia al color de las túnicas de los monjes capuchinos, quienes fueron oficialmente identificados en 1535. La similitud del color en el café se obtiene al mezclar el espresso con la leche. Otra versión nos lleva a Viena en el siglo XIX a una bebida pequeña formada por la combinación de espresso y leche en proporciones tales que su color asemejaba el color de la túnica de estos monjes. No vamos a escudriñar aquí la veracidad de tales historias pero estoy de acuerdo con algo: la hermandad entre la leche y el café es divina (¿exageré? tal vez).

 

En cuanto al cómo es, hay otro debate pero para no entrar en confusiones tomemos la referencia del cappuccino italiano: un espresso más 4 oz (120ml) de leche texturizada en una taza de porcelana con forma redonda o de huevo. Sin embargo, en la práctica y de acuerdo al hábito de consumo de cada lugar, las bebidas tienden a modificarse pero podemos estar de acuerdo con algunos puntos: 

 

  • El tamaño de la bebida oscila entre las 5 – 6 oz, esto quiere decir que tu cappuccino debe ser servido en una taza con una capacidad aproximada de entre 150 ml – 180 ml

 

  • La temperatura no supera los 70 grados ya que los compuestos de la leche comienzan a sufrir alteraciones poco agradables. De hecho, al emulsionar se nota como la leche comienza a oler más y más dulce y luego cambia. También puedes poner atención en este proceso y desde lejos enfocándose en el ruido de la lanceta. Una buena leche texturizada no emite ruido.

 

  • La consistencia del cappuccino es suave, tersa, homogénea, da la impresión de que el café y la leche quedaron perfectamente unidos. La crema no se pierde, se mantiene y te acompaña desde el primer sorbo hasta el último.

 

Variantes y bebidas que se parecen pero no son iguales

Me parece interesante la diversidad entre la unión de café y leche, la importancia de la cantidad de crema, la cantidad de leche, la cantidad de café, todas las opciones y posibles variantes te dan bebidas con perfiles distintos para diferentes momentos de tu día. Yo mientras escribo esto, pediría un latte pues tengo suficiente tiempo para disfrutarlo y tomarlo completo. Te dejo la descripción de tres bebidas más que podrás encontrar en Tueste Café:

Tueste Café

-          Espresso cortado

Una bebida pequeña, misma cantidad de café y de leche emulsionada. También son un éxito, los clientes lo tienen como su bebida preferida. Dura más que un espresso (por supuesto) y se complementa con el dulzor de la leche. En estas proporciones yo identifico más sabores ácidos que dulces y me resulta ideal para una lectura rápida o un postre pequeño. Lo tomaría al iniciar el día después de un espresso solo. A veces lo hago después de calibrar la máquina.

-          Flatt White

Vamos creciendo en proporción. Aquí tenemos dos espressos cortos o ristrettos más una porción de leche emulsionada con una crema ligera. Pienso en esta bebida y lo asocio a clientes que les gustan los espressos cortados pero no que se terminen rápido, así que ¡bum! Flatt White

-          Latte

Más leche que café, sin duda. Con esta bebida tengo una eterna confusión y al final se aclara con el gusto del cliente. El latte da prioridad a la proporción de leche y mantiene inalterable la cantidad de café. Algunos dicen que la leche emulsionada tiene menos crema que la del cappuccino, otros que la diferencia es la cantidad de leche. Para mi es una bebida más dulce por la cantidad de leche pero al mismo tiempo con menos sabor y compañía. Me parece ideal para conversaciones largas, lecturas de un capítulo, escribir o dibujar. Yo no lo acompañaría con un postre pues perdería por completo el sabor del café ante otros sabores, pero como siempre, es cuestión de gustos y experiencias.

Un capuccino por favor

Entonces, ¿te preparo un cappuccino?

En Tueste café preparamos las cuatro bebidas anteriormente mencionadas. Tenemos tres opciones de leche y practicamos diariamente el latte art para que además de saber delicioso, tu café se vea bonito, aunque recuerda: “lo importante es invisible a los ojos” y el cappuccino no debe quemar el paladar, debes encontrar en él una consistencia balanceada, ni mucha crema, ni espuma, ni muy líquido, la cohesión adecuada de la leche y el café. ¿Y el sabor? dulce, para mi es dulce, con un poco de acidez que variando el grano que hay para espresso y la correcta emulsión, arrojan sabores y aromas diversos como galletas, miel, panes. Alguna vez preparé uno que sabía a galletas de animalitos, ¡no miento! Era así, tal cual, no había forma de encontrar otro sabor ahí. Y mi cappuccino favorito lo tomé en una barra en la CDMX, era tan dulce y delicioso que me hormigueaba la lengua y sabía a tantas cosas además de leche y café, recuerdo haberlo probado (llevaba unos meses apenas aprendiendo a prepararlo) y quedar totalmente sorprendida, embelesada y triste porque no me duró nada. En fin, disfruta tus bebidas con leche, que nadie te haga sentir que no deberías o que es menos tomarlo así que solo, se pierde toda una experiencia también.

Gracias por haberme leído y espero verte pronto por la barra en Coatepec, Veracruz para prepararte un cappuccino.

Atte: Sara Cortés.

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